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El gusto por los balcones en la Arquitectura residencial viene de lejos. La existencia de estos elementos puede dar lugar a un espacio realmente especial, una verdadera sala de estar al aire libre en la que disfrutar de una agradable mañana soleada o de una fresca velada durante una noche de verano.
El término de balcón viene del italiano y procede del antiguo balcho, que significaba viga o cabio. La procedencia de la palabra no es casual, pues estos elementos que incorporan las viviendas son muy del gusto mediterráneo puesto que su benévolo clima permite disfrutar al máximo de este espacio exterior incorporado a las viviendas. Un balcón no es más que una plataforma que se proyecta desde la línea de fachada de la vivienda y que puede estar suspendida, en voladizo, o sostenida por columnas (solución más propia de las viviendas unifamiliares para crear, además, un porche). Para completar el balón resulta imprescindible la presencia de una barandilla, que protege a los usuarios de caídas, delimita el espacio de uso, pero que también tiene una fuerte carga expresiva. El diseño del balcón tradicional ha venido estando fuertemente enraizado en la zona geográfica en la que se sitúa la casa y, por ello, encontramos un estilo particular de balcón en muchas regiones que, en muchos casos, caracterizan la arquitectura típica de sus viviendas. El balcón tradicional maltés, por ejemplo, es una estructura de madera cerrada que sobresale de la fachada. Pero el diseño de los balcones se ha ido 'globalizando' en las últimas décadas, apareciendo cada vez más balcones 'importados', incorporando estos elementos en zonas donde no los había o renunciando a balcones o terrazas en áreas geográficas donde estábamos familiarizados con su presencia. Sea como fuere, el balcón es un elemento que puede dar mucho juego, como te mostramos a continuación.
El tamaño de los balcones, los materiales utilizados, el diseño de la barandilla o la relación compositiva que establece con el resto de la fachada da lugar a una gran variedad de tipos diferentes. En muchos casos, también incluimos en el mismo grupo de elementos a las terrazas de las viviendas. Las terrazas son también espacios de la casa situados al aire libre, que extienden el espacio habitable de la vivienda y que incorporan barandillas o petos bajos protectores. Las terrazas son más amplias que los balcones, al menos en su dimensión longitudinal, llegando en muchos a ocupar toda la longitud de la fachada y presentándose, así, en forma de terraza corrida. Pese a la diferencia de tamaño respecto al balcón, el uso de las terrazas suele ser muy similar al de éste, aunque su mayor tamaño lo convierte en un elemento aún más versátil pudiendo ser utilizadas para una gran variedad de actividades: lugar de reunión, de entretenimiento, de relax, solárium, comedor exterior, etc.
Los balcones son propios, como decimos, de regiones soleadas y con baja pluviosidad, como son las del Antiguo Egipto o las regiones mediterráneas, que son las que hacen posible su uso durante más días del año. El Movimiento Moderno planteó su uso en todo tipo de viviendas, llevándolas también a los edificios residenciales en altura. Se buscaba así la creación de un espacio habitable al aire libre, soleado y provisto de vegetación, tratando de recuperar las ventajas que tenían los porches de las viviendas unifamiliares. Esto ha permitido que un elemento como el balcón también esté presente en climas menos propicios, como los del Centro y Norte de Europa. El turismo y el gusto de estos países por la cultura mediterránea y el valor que sus habitantes dan al hecho de disfrutar del sol al aire libre los pocos días que su climatología se lo permite ha hecho el resto.
Por todas las razones enumeradas, en otros países europeos es mucho más habitual incorporar un balcón a una edificación existente que carezca de este elemento. Eso sí, para poder disfrutar de algún rayo de Sol y sacar partido a este espacio exterior, los balcones deben estar situados preferiblemente en la fachada Sur de la vivienda, que es la que recibe mayor intensidad de soleamiento en las horas centrales del día. Garantizarnos el mejor soleamiento posible, estudiando la orientación y las sombras que recibe de las edificaciones cercana, favorece que pueda ser aprovechado y también dará un mayor margen para la colocación de elementos vegetales que necesiten Sol para su crecimiento.
En nuestro país es mucho más habitual añadir un balcón a una edificación si esta es una vivienda unifamiliar aislada, en propiedad. En otros casos, los diferentes condicionantes a los que está sometida la edificación complican mucho la incorporación de un elemento de estas características.
Las viviendas unifamiliares adosadas o los edificios de vivienda deben cumplir una normativa urbanística respecto a las alineaciones que deja poco margen a adosar elementos nuevos a las fachadas existentes. Del mismo modo, si la vivienda es en régimen de alquiler, sólo será viable la incorporación de un balcón si el contrato tiene una duración considerable; en caso contrario la inversión difícilmente pueda ser asumida por el arrendatario, aunque cabe la posibilidad de llegar a un acuerdo con el propietario.
Si se dan las circunstancias para poder plantear un balcón nuevo en una vivienda existente, el mejor momento para hacerlo es cuando nos disponemos a realizar una rehabilitación o reforma integral en la vivienda. Esto nos permitirá un correcto anclaje del balcón, garantizando su estabilidad y la eliminación de los puentes térmicos que pudieran existir en la fachada, trabajando en las condiciones óptimas de seguridad. En ese caso, podemos rediseñar la fachada en su conjunto, teniendo en cuenta el resto de huecos del alzado para plantear una composición integral. Toma nota, por ejemplo, de la solución adoptada en esta vivienda, de la que puedes encontrar toda la información en este libro de ideas, y cómo se integra este ligero balcón en la fachada que mira hacia el patio trasero de la casa.
En España encontramos con frecuencia la versión opuesta, en lugar de añadir un balcón a una terraza existente se opta a menudo por incorporar un cerramiento a las terrazas o balcones de los edificios de vivienda con la intención de ganar algo de espacio y que pueda ser incorporado al interior de la casa. Este tipo de cerramientos no cuentan con gran complejidad técnica y su coste depende de la solución adoptada, de la calidad de los vidrios y los perfiles empleados. De todos modos, caben muy diferentes soluciones de diseño, algunas tan limpias como al que aquí nos proponen nuestros expertos, donde los perfiles de la carpintería desaparecen para que el cerramiento tenga el menor impacto posible. Eso sí, hay que contar siempre con los permisos necesarios previo al cerramiento de una terraza, empezando por los de la propia comunidad de propietarios.
